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Entrevista a Lorenzo Ayerdi, SJ
Creo que éste es un momento de adquirir una mayor sen-
sibilidad ante el más necesitado. Hace falta una mayor ge-
nerosidad y que se valoren los aspectos morales que la fe
nos aporta. Puede que no se trate tanto de vivir aspectos
más formales de la fe católica como de poner en práctica
muchas de las enseñanzas que ella nos transmite.
–En cuanto a los Jesuitas, defina los principios que se in-
culca a los alumnos en el colegio, la impronta que perma-
nece ya de por vida
Se pretende formar integralmente a la persona a la sombra
de las enseñanzas de San Ignacio. Poner a Dios por delante
como criterio de vida y no olvidar que la relación con los más El hecho de que nunca haya habido un Papa Jesuita tiene
débiles es fundamental en el caminar.
–La Orden está de enhorabuena por la elección por prime-
ra vez en la historia de un Papa Jesuita ¿cómo la valora?
El Papa Francisco ha abierto una línea de esperanza de que
muchas cosas en la Iglesia pueden llegar a cambiar. Es una
persona muy cercana y humilde, que le gusta estar en con-
tacto con los fieles.
Su intención es hacer cambios en la estructura vaticana a
pesar de las dificultades. Es valiente a la hora de afrontar
determinados temas que otros no han querido asumir.
–Era una elección esperada...
Según ha trascendido, en la votación anterior ya contó con
numerosos votos favorables aunque fue Benedicto XVI quien
finalmente fue elegido.
El hecho de que nunca haya habido un Papa
Jesuita tiene su origen en los inicios de la Compañía
de Jesús. San Ignacio de Loyola era partidario de
la movilidad de los Jesuitas, de que estuviesen al
servicio de la gente, acudiendo allí donde fuesen
necesarios. Pensaba que el estar vinculados a un
puesto de relevancia les impediría ese servicio y ni
siquiera se mostraba favorable a que los Jesuitas
fuesen nombrados obispos.
–¿A qué se debe que no hubiera habido hasta ahora un
Papa Jesuita?
su origen en los inicios de la Compañía de Jesús. Cuando
se fundó la Compañía, se habló de Diego Laínez y de San
Francisco de Borja como personas adecuadas para ocupar
esa responsabilidad. Pero San Ignacio de Loyola era partida-
rio de la movilidad de los Jesuitas, de que estuviesen al ser-
vicio de la gente, acudiendo allí donde fuesen necesarios.
Pensaba que el estar vinculados a un puesto de relevancia
les impediría ese servicio y ni siquiera se mostraba favorable
a que los Jesuitas fuesen nombrados obispos.
Con el paso del tiempo, eso cambió y en los últimos años el
Jesuita, arzobispo de Milán, Carlo María Martini fue uno de
los nombres que aparecía cuando se hablaba de la suce-
sión de Juan Pablo II.
–Respecto a su paso por nuestro colegio ¿cómo descri-
biría los tres periodos que ha pasado en el Colegio Inma-
culada?
A nivel personal, el factor que más ha marcado la diferencia
entre esas tres etapas es la reducción del número de Jesui-
tas que vive en el colegio, de los treinta de la primera a los
nueve que estamos en la actualidad.
–En su opinión ¿ha cambiado mucho el colegio desde la
primera vez que llegó a él? ¿nos podría describir los prin-
cipales cambios?
Como hemos comentado anteriormente, pienso que se ha
relajado la disciplina con respecto a hace años. Igualmente,
creo que el colegio se ha socializado algo que es positivo
de cara a que haya una mayor mezcla de alumnos de di-
ferentes estratos. En la primera etapa que yo estuve en el
colegio como Rector, éste no estaba subvencionado e, in-
dudablemente, el concierto actual con la Consellería permite
el acceso a familias con menores recursos.
Otro cambio importante respecto a la primera etapa es el
aumento del personal seglar en detrimento de los Jesuitas.
Aunque a los docentes del colegio se les forma a nivel cató-
lico en un centro de la Compañía, es indudable que la falta
de Jesuitas imprime al colegio de un carácter algo distinto.
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