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Nazaret
23 Estrechando lazos, abriendo horizontes
38 Muchos de vosotros crecisteis escuchando la ex- Nosotros en Alicante hemos tenido mucha suer-
presión del P. Arrupe que durante mucho tiempo te. No todas las ciudades donde hay colegios de
ha sido la impronta de la educación de la Compa- jesuitas tienen al lado un Nazaret.
ñía de Jesús: “formar hombres y mujeres para
los demás”. Con esta frase, se formulaba para el En el colegio aprendimos a buscar la excelencia
mundo educativo el propósito que la Compañía y en todo lo que emprendemos. A perseguir el éxi-
la Iglesia han enfatizado en las últimas décadas: to. Un éxito que debía ser puesto al servicio de
“el servicio a la fe, la promoción de la justicia y los demás. Un éxito que debía servir para trans-
la opción preferencial por los pobres”. formar el mundo, pero éxito al fin y al cabo. Del
fracaso nos enseñaron más bien poco. Sin em-
A partir de ahora, iremos familiarizándonos con bargo, Nazaret me ha enseñado la cara de la de-
lo que ya en 1993 el P. General entonces, Pe- rrota, del fracaso, y ¡cuánta vida y vida verdadera
ter-Hans Kolvenbach, definió como objetivo de hay en esa derrota!
nuestro modelo educativo: “formar personas
competentes, conscientes, comprometidas En Nazaret he aprendido que está muy bien estar
y compasivas”. Si tenéis hijos en el colegio, o orgulloso del hijo que llega cargado de sobresa-
simplemente si os mantenéis en contacto con la lientes, del que saca el número uno en la oposi-
Compañía, iréis conociendo este “modelo de las ción, del que triunfa en los negocios, pero que es
cuatro c”. No, no es mi intención hacer un trata- más importante y da más alegría recibir con los
do de pedagogía ignaciana, tranquilos. Veréis por brazos abiertos al “hijo pródigo”, aunque las haya
qué traigo a colación las cuatro “c”. hecho bien gordas.
Sin pretender profundizar en el sentido último En Nazaret he aprendido que hay que dedicarse
de esas cuatro palabras, yo creo que podemos a la que se ha perdido, que las otras noventa y
afirmar que en el colegio nos educaron para ser nueve ya irán para adelante por sí solas; que son
conscientes y sin duda, también para ser com- las minorías “extraviadas”, vulnerables, desprote-
petentes, muy competentes. Nos enseñaron a gidas, las que merecen nuestro cuidado y aten-
desarrollar las habilidades intelectuales, académi- ción; que da más alegría uno que se recupera
cas, emocionales y sociales necesarias para la que noventa y nueve que no necesitan recupe-
realización humana y profesional. ración.
La experiencia es un rasgo fundamental de la Y en Nazaret he aprendido que Jesús se que-
educación jesuítica. Lo que es vivido, lo que se dó corto (y que Jesús me perdone): que no hay
experimenta se comprende mejor, arraiga con que dar “setenta veces siete” oportunidades, sino
más profundidad y perdura para siempre. muchas más, todas las necesarias.
Periscopio 2014

