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XXV Aniversario

   quilos, allí estaba Don Pedro Fernández para     ficio y constancia con aquellas interminables
   recordarnos que andábamos a buen recaudo,        series de Test de Cooper.
   al igual que Sr Hernández o Don José Pérez.
                                                    El balompié seguía acaparando el protago-
   “¡Hoy gran día, Eucaristía!”. De esa forma pre-  nismo con ligas que dejaron para la historia
   sentaba, en la pizarra, el Hermano Miñana, las   ilustres equipos como “los chistularis”, que
   mañanas de segunda etapa, recordándonos          huyendo del “jogo bonito” dejaron una imbo-
   cuál era el verdadero camino. Los españoles      rrable impronta de furia y entrega a la vieja
   se ganaban el carnet europeo y nuestro gru-      usanza.
   po, perdiendo parte de su ternura, entraba en
   una fase de cambio irremediable. Suspender       Como anécdota de aquel tiempo recuerdo a
   o portarse mal hacía creer a algunos ser un      aquel malabarista del balón que, entre bati-
   intrépido pirata o una especie de boina verde.   dos de Choleck, nos hizo pasar aquella tar-
   Don Francisco Barrueso aseveraba que nos         de tan divertida pero a la vez nos mostró que
   hacíamos mayores. Se acabaron las filas e ir     quien da la cara siempre merece un respeto.
   de mano. Había que ganarse un respeto, mi-
   sión complicada.                                 Envidiadas eran las excursiones de los miem-
                                                    bros del coro, frustración para muchos. Ento-
   El Sr. Sarrión, nuestro entrañable Chapu, asu-   nábamos el himno. Porque amigos, ¡teníamos
   mía el reto de enseñarnos Valenciá siendo de     un himno!, ¡tenemos un himno!“…Sol y aro-
   Valladolid a la vez que Pretecnología. Con el    mas de monte, pino,…olivo y paz…”. No sir-
   paso de los años, por lo menos en mi caso,       ven estas frases para describir nuestro privi-
   he comprendido que siempre supo que el au-       legiado emplazamiento. Tampoco sirven para
   tor de los trabajos era mi abuelo. Aprendimos    recordar que la música es el arte de combinar
   lo que supone la marcha de alguien con caris-    los sonidos y el tiempo, como decía el primer
   ma, aquella mañana de invierno en la que nos     apunte del Sr Limiñana. Son frases labradas
   anunciaron que Don Francisco Tornell se iba      en piedra, de las que no nos desprenderemos
   para siempre. Sergio y Villar nos enseñaban      jamás, a las que acudiremos como una llama-
   que el deporte como la vida, suponen sacri-      da de socorro. Porqué resumen el recorrido
                                                    conjunto que hicimos en buena parte nuestra
                                                    vida y porque, guste o no, nos diferencian.

                                                    En aquellos años, la nómina de profesores
                                                    se alargaba notablemente. La Srta. Ayela y
                                                    el Sr. Lloret nos instruían en una nueva len-
                                                    gua, el Inglés, Miguel Ríos y el Padre Vicen-
                                                    te lo hacían en Historia, José Martínez y Sr.
                                                    Molina en Matemáticas, José Hernández y
                                                    Pepe Cortés en Lengua, el Hermano Sive-
                                                    ra y Paco en Plástica, el Padre Ribelles en
                                                    Religión, el emblemático señor Candela en
                                                    Naturales... Todos ellos nos dejaron claro
                                                    que la excelencia es posible a edades tem-
                                                    pranas.

8  Periscopio 2016  Revista de la Asociación de Antiguos Alumnos Jesuitas Alicante
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